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entorno escolar

Actualizado: 26 may 2020

La adolescencia se define como la etapa donde notamos muchos cambios, que afectan en el ámbito del comportamiento y a su vez marcan el transito a la vida y mundo de los adultos.

La escuela es el entorno social que tiene mucha influencia en los adolescentes;Pues es la continuación de la familia en la enseñanza de mecanismos de adaptación social y en muchos casos, cuando la familia no funciona, esta constituye el elemento de integración social de más valor.En la escuela se perfeccionan las destrezas que son esenciales para desarrollo general y futuro éxito del adolescente, como el lenguaje, la matemática, la ciencia y los estudios sociales, incluso si no aparecen en una tarjeta de calificaciones. Estos incluyen el pensamiento crítico, la resolución de problemas, el respeto a la autoridad (y, cuando sea apropiado, desafiarla), hacer preguntas, defender posturas y aprender a llevarse bien con sus compañeros.


Cada estudiante en las distintas etapas de su formación académica acepta o desprecia ciertos comportamientos. 

Por esta razón, el estudiante puede sufrir de ansiedad o estrés, lo cual tiende a causar dificultades de aprendizaje. Al crecer, los alumnos adolescentes se frustran con problemas del siguiente tipo:

  • Aceptación 

  • Autoestima

  • Sensación de soledad


Algunos adolescentes tienden a sentirse en un ambiente inhóspito, especialmente si carecen de un maestro o consejero que los respalde y apoye. Es por eso que es tan importante que el ambiente escolar y sus docentes maximicen el desarrollo positivo del adolescente.


FACTORES QUE INTERVIENEN EN EL DESARROLLO DE LA PERSONALIDAD DEL ALUMNO:


El sistema educativo:


"Un punto importante de la filosofía de las leyes de enseñanza es la personalización de la enseñanza; es decir, intentar comprender que cada alumno es distinto y las necesidades de aprendizaje son distintas". Todo ello, para que la escuela sea un lugar de formación y no de deformación o sufrimiento. La realidad clínica, que se ve en ocasiones, está alejada de este planteamiento ideal. En el fondo, los sistemas son poco flexibles por su estructura, o por falta de tiempo o de recursos asignados. La sociedad tiene lo que se merece si no dota a la enseñanza de los medios para cumplir los fines que la Ley reconoce. Leyes más humildes y realistas son mejores que aquellas que no pueden cumplirse. Para perdurar, cualquier ley de educación tiene que estar consensuada por la gran mayoría de las fuerzas políticas. Es necesario pensar en leyes que tengan duración, porque la educación de los adolescentes lo merece.

Los programas deben contener conocimientos, pero también: formación de las personas, temas de desarrollo evolutivo, relaciones interpersonales, urbanidad, ética y educación para la democracia (respeto y tolerancia).

Así como en la familia, el ejemplo de los padres forma parte de la educación, en los planes educativos, el ejemplo de los responsables es el modelo de identificación extrafamiliar.

El avance de la neurología y la pedagogía ha desarrollado la neuroeducación, que ha puesto en relación el aprendizaje con las emociones. Hay conexiones entre el lóbulo prefrontal y la amígdala, que forma parte del sistema límbico, de forma que los aprendizajes ligados a emociones son más fácilmente retenidos en la memoria a largo plazo. En la adolescencia, cuando más aprendizajes racionales hay (matemáticas, física, química…), es cuando el cerebro es más emocional. Hay que lograr que los alumnos digan “Sígame contando eso, profesor, que me interesa…”. Se debe mimar a los profesores, formarles en neuroeducación y cuidarles como elementos imprescindibles en un buen sistema educativo.


La escuela como ecosistema que rodea al adolescente:


El entorno natural, libre de ruidos o de tráfico excesivo y contaminación, los espacios libres para el recreo o los descansos de las clases, el mobiliario, la estructura de las aulas, la presencia de luz natural, los espacios para el deporte, los horarios y las vacaciones, la decoración y los valores estéticos…, forman parte de las influencias sobre la personalidad de los adolescentes.

La permisividad excesiva en la sociedad y la propia familia se trasladan a la escuela en forma de desautorización a los profesores y desprestigio derivado de las opiniones vertidas por algunos padres o ciertos medios de difusión. En consecuencia, los profesores no tienen ni el compromiso ni la motivación ni la dedicación que su labor precisa.




El maestro o profesor:


Es la pieza clave en la enseñanza. La enseñanza, como la medicina, al ser una labor que no puede sustituirse por la técnica, depende de la calidad del profesor. Pueden actuar negativamente sobre el desarrollo del alumno tanto un profesor incompetente, como uno competente, pero que actúe inadecuadamente (incomprensión mutua, falta de empatía, rigidez…). El síndrome del “profesional quemado” es cada día más frecuente en el mundo de la enseñanza, y merecería una reflexión en profundidad sobre sus causas y sus consecuencias sobre los alumnos. Las situaciones personales del profesor, como separaciones o divorcios, pleitos pendientes, denuncias de padres etc., son influencias negativas sobre los alumnos adolescentes.

Fuente:


Sara Moreno 309

11 visualizaciones1 comentario

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1 Kommentar


Unknown member
27. Mai 2020

Buen texto

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